Construyendo el nuevo perfil del aparejador

02/10/2020 | Publicaciones

Las competencias personales que definirán a los mejores profesionales en el futuro.

¡Creedme!, los nuevos tiempos ya están aquí, y han venido para cambiarlo todo.

Ahora sí; después de mucho anunciarlo, la nueva realidad ya está aquí. Las nuevas formas de construir, de entender el mundo de la construcción y el proceso constructivo, ya han llegado a nuestro día a día. Y han venido para quedarse. Ha debido de pasar mucho tiempo, tiempo lleno de buenos momentos, que los tuvimos y quizás no los supimos aprovechar, y tiempo de momentos duros y complicados, que han exigido de nuestros profesionales los aparejadores mucho esfuerzo y compromiso. Pero el cambio en el sector de la construcción es ya una realidad indiscutible en términos de innovación del proceso constructivo y desarrollo de nuevos modelos de gestión.

Sin duda nos esperan unos años apasionantes, de cambio constante y acelerado. Veremos como las formas de “hacer y organizarnos” en el sector de la construcción, cambian en los próximos 5 años más que en los últimos 50. Las tecnologías BIM, la gestión a través de la filosofía “Lean construction” o las nuevas formas de relación que abren los contrato IPD, son solo una pequeña muestra. Pero habrá muchas más: tecnologías disruptivas, nuevos materiales, nuevas formas de integración y colaboración entre los diferentes stakeholders, nuevas estructuras organizativas, más abiertas y necesariamente más competitivas… nuevos roles dentro del proceso constructivo, algunos como el modelador de estructuras Bim o el Quantity surveyor ya están aquí, otros todavía ni los imaginamos.

Este nuevo contexto de complejidad en el que estamos inmersos, demanda nuevas soluciones en la manera de trabajar, pero sobretodo, pide nuevas competencias en los profesionales. Personas que, conociendo las nuevas dificultades, sepan adaptarse y desarrollar diferentes competencias para afrontar los retos de futuro. Profesionales que cada día serán más esenciales para lograr el éxito de una compañía o un proyecto, porque las personas son y seguirán siendo el elemento clave y diferenciador de los proyectos.

La pregunta no es pues, ¿hacia dónde vamos?, sino, ¿cómo serán los nuevos profesionales que liderarán el futuro del sector de la construcción? ¿Qué competencias se requerirán para gestionar el nuevo entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo de sus siglas en ingles)?  ¿Que demandarán las empresas a sus profesionales?

Como consultor de personas, con más de veinte años de experiencia en la selección de profesionales y búsqueda de directivos y ejecutivos del sector de la construcción, asesorando a las empresas en el desarrollo de sus modelos de gestión y sus políticas de desarrollo de personas, el cambio que veo y puedo certificar, solo se puede calificar de extraordinario.

El futuro es mucho mejor que el pasado, también más exigente. El futuro estará lleno de buenos profesionales altamente preparados, de mucha tecnología de apoyo a la gestión para asegurar la competitividad y el control de los proyectos. La innovación formará parte del día a día de todas las compañías, y la capacidad de atraer y relacionarse con profesionales y compañías diversas y muy diferentes para competir y colaborar, será el activo más importante de una empresa.

Como headhunter tengo muy claro cuáles son las habilidades que busco en los nuevos profesionales de la construcción para asegurar su éxito en este nuevo entorno. Y es que independientemente del rol y la función a desarrollar, los profesionales tendrán que desarrollar cuatro competencias transversales: la capacidad de aprendizaje, la gestión de la incertidumbre, una alta capacidad de relación y un liderazgo integrador marcarán la diferencia entre un buen y un excelente profesional.

Los nuevos tiempos requieren de una gran capacidad de aprendizaje continuo. Ya no es importante lo que uno sabe, puesto que muy probablemente quedará obsoleto rápidamente, si no lo está ya. En entornos cambiantes, lo importante será la capacidad de aprendizaje. Un aprendizaje continuo, que requerirá también desaprender constantemente, cambiar conceptos y paradigmas. Buscamos personas con una gran inquietud por aprender, curiosas y con proactividad para abandonar sus creencias y zonas de confort. Habrá que reinventarse de forma constante.

La complejidad provocada por la velocidad del cambio y la obsolescencia de la planificación estratégica, exigirá profesionales con una gran capacidad de toma de decisiones en entornos de gran incertidumbre. Personas con capacidad de análisis y con una buena dosis de intuición, aquella característica a medio camino entre la experiencia, el sentido común y la visión anticipada. Profesionales que nos aseguren buenas decisiones, pero también y, sobre todo, que sepan reaccionar de forma rápida, que se anticipen a las circunstancias y que no tengan miedo a equivocarse. En un entorno donde la planificación será básicamente operativa y no estratégica, habrá que asumir que sobrevivirá no el más acertado, sino el más ágil y rápido en reaccionar. Las startups y los nuevos modelos de negocio tecnológico son buenos ejemplos de ello.

La alta capacidad de relación en entornos diversos y multiculturales será también muy necesaria para responder a la nueva realidad desconocida, que deberemos gestionar. Una capacidad de relación que deberá ir más allá de la flexibilidad y la empatía, necesarias hasta ahora. En este nuevo entorno ambiguo y volátil, las individualidades seguirán presentes, pero la complejidad y competitividad a la que tendremos que hacer frente nos obligará a trabajar a todos en equipo. Participando en diferentes proyectos a la vez y asumiendo diferentes roles de forma constante. Equipos multidisciplinares y heterogéneos, donde habrá que colaborar con gente de nuestro sector, pero también de sectores muy alejados, con prácticas y maneras de pensar y hacer absolutamente diferentes. Con equipos multiculturales que trabajarán juntos, compartiendo un mismo proyecto y objetivos, pero sin compartir un mismo espacio físico o sin tener un código ético o identitario común.

Y finalmente destacaría el liderazgo integrador. Probablemente la competencia más preciada, la que definirá no solo el talento de un profesional, sino el éxito o fracaso de muchos proyectos. El liderazgo seguirá siendo clave para desarrollar cualquier proyecto en el futuro. Pero será un liderazgo que poco o nada tendrá que ver con el que hemos conocido hasta ahora. Ya no buscamos sabios clarividentes, avalados por el conocimiento técnico o una trayectoria profesional determinada y con la capacidad de resolver situaciones o problemas concretos, líderes que sean el referente del equipo a la hora de buscar soluciones. No, este liderazgo no es bastante potente y sólido para afrontar la nueva realidad cambiante. El nuevo liderazgo se basa en la capacidad de integrar personas altamente diversas alrededor de un solo objetivo. Se basa en la capacidad de sacar lo mejor de cada uno de ellos y alinearlo para hacerlo útil. Es un liderazgo basado en la relación y el impacto emocional. Es un liderazgo positivo y alentador que sabe generar acción, sacar el compromiso de todo el mundo y hacer crecer las capacidades de los individuos y del equipo. Un liderazgo que busca lograr la gestión del equipo desde la autogestión de cada uno de sus miembros. Un liderazgo que se debe ejercer desde la aceptación de saber que el rol será circunstancial, muchas veces transitorio y que tendrá como máxima complejidad la gestión de personas con más conocimientos técnicos que el propio líder.

Como observador privilegiado del sector, constato día a día como este nuevo entorno que denominamos VUCA está afectando de pleno al sector de la construcción. No tengo ninguna duda de que el camino para los nuevos profesionales pasa necesariamente por reinventarse. Empezando por la manera de relacionarse con los diferentes interlocutores, estableciendo nuevos marcos de colaboración y contratación, cambiando la mentalidad cliente-proveedor que tanto mal ha hecho, especialmente en nuestro sector. Pasando por una apuesta clara de las empresas por el talento como elemento diferenciador con políticas de potenciación de las personas y de employer branding y haciendo una decidida apuesta por la tecnología y la innovación en el proceso constructivo, como ejes estratégicos para la generación de valor.

Y en este entorno creo honestamente, que el Aparejador tiene mucho que decir. Y lo creo porque soy conocedor de las habilidades, actitudes y aptitudes que conforman el perfil de los arquitectos técnicos. Conozco su capacidad técnica, su capacidad de gestión, su visión del proceso constructivo y la manera de afrontar retos y dificultades. Conozco su flexibilidad, su resiliencia y su capacidad de adaptación. Y sé que esas habilidades propias le destacan, de entre el resto de perfiles técnicos, para adaptarse a las competencias que exige este futuro incierto que ya nos acompaña.

¡Estoy convencido que vienen buenos tiempos por la profesión!  Buenos tiempos para los profesionales de la Arquitectura Técnica.

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